domingo, 12 de abril de 2015

Inicios de la lingüística científica

La lingüística moderna tiene su comienzo en el siglo XIX con las actividades de los conocidos como neogramáticos, que, gracias al descubrimiento del sánscrito, pudieron comparar las lenguas y reconstruir una supuesta lengua original, el protoindoeuropeo (que no es una lengua real, sino una construcción teórica). Si bien la lingüística histórica del enfoque de los neogramáticos era una sistematización de hechos lingüísticos y acudía a principios teóricos justificados científicamente, la ortodoxia neogramática incurrió en exageraciones sobre el la regularidad de las correspondencias fonéticas y cayó en un infundado optimismo sobre la posibilidad de reconstruir las protolenguas originarias de la humanidad.

La dialectología surgida también durante el siglo XIX, se propuso investigar la variedad existente de las lenguas habladas, investigando la distribución geográfica de los rasgos lingüísticos. Diversos resultados de la dialectología cuestionaron seriamente algunos de los principios de los neogramáticos y matizaron en gran medida el concepto de ley fonética estricta, que habían propuesto los neogramáticos.


Sin embargo, ni la dialectología ni la gramática comparada dieron el paso fundamental de teorizar sobre los principios del lenguaje. Si bien establecieron métodos de investigación sobre la variación tanto histórica como geográfica de las lenguas y sacaron a la luz principios científicos, no trascendieron el ámbito de las lenguas o familias de lenguas concretas.

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